martes, 19 de marzo de 2013

La risa como primer paso hacia la verdad

En la red me he topado con una linda cita de un Profesor llamado Byrd Gibbens, que muy libremente traducida (o hasta un poquito maquillada) diría:
Muchas tradiciones de los indígenas norteamericanos tenían payasos o tricksters  como elemento esencial de cualquier contacto con lo sagrado. Según esas tradiciones las personas no podían orar hasta que no se hubieran reído, porque la risa abre a la gente y la libera de la rigidez de los prejuicios. La gente necesitaba los trucos o travesuras de estos personajes dentro de las más sagradas ceremonias, porque de lo contrario podían olvidar que lo sagrado llega a través de los contratiempos, de los trastornos, de la sorpresa. En la mayoría de las tradiciones de los indígenas norteamericanos, el  trickster o bromista es esencial a la creación, al nacimiento[i].   
Ampliando un poquito el cuento, si bien los tricksters o bromistas divinos de los indígenas norteamericanos tienen ciertos rasgos en común con el arquetipo literario del pícaro, o con diversos personajes mitológicos a lo largo y ancho del mundo, una de sus características distintivas es su apertura a las “multiplicidades y paradojas de la vida”. Múltiples en sí mismos, a veces héroes, a veces villanos, a veces listos, a veces tontos, estos bromistas suelen ser representados en las leyendas como coyotes, cuervos, mapaches, conejos, seres humanos o híbridos, que cambian de animal a persona o viceversa. Precisamente, en lo esencial son transgresores, son personajes que cruzan fronteras o sobrepasan límites físicos y sociales[ii]. Viene al caso la historia del Coyote y las Estrellas, con ilustración rupestre incluida:
Arte rupestre. Foto de Layne Miller.
El Coyote y las estrellas. Foto de Layne Miller. 
Cuenta la leyenda que Primera Mujer había planeado escribir las leyes de manera tal que todos los seres humanos pudieran verlas y convivir en paz. Para ello tomó las estrellas que tenía en una manta ante sus pies, y lentamente empezó a plasmar las leyes colocando las estrellas en la bóveda celeste. Pero Primera Mujer había sido observada por Coyote, quien se ofreció a ayudarla. Por desgracia, él carecía de la paciencia de Primera Mujer, así que impetuosamente sacudió la manta y lanzó todas las demás estrellas al cielo, destruyendo para siempre los sueños de armonía universal de Primera Mujer. Al arrojar las estrellas y dejar al cielo en el más absoluto desorden, destrozó los cuidadosos patrones de Primera Mujer y dejó a los seres humanos sumidos para siempre en la duda de cuáles podrían ser, exactamente, las leyes[iii]

Moisés, por Joseph Turkalj,
Campus de la Universidad de Notre  Dame.
Como se puede ver, todo esto plantea un tremendo contraste con la seriedad, o más bien severidad, con la que se reviste lo moral en las tradiciones judeo-cristianas. Véase por ejemplo la foto de este Moisés erigido al lado de la Biblioteca de la Universidad de Notre Dame. Incluso si ignoramos lo extraño de su peinado, con unos rizos que más bien parecen cachos, es claro que ni anda de buen humor, ni está planteando meras sugerencias. Aunque a decir verdad, personalmente, yo no puedo pensar en Moisés sin recordar aquella escena fílmica en la que el Profeta, encarnado por Mel Brooks  (en "La loca historia del mundo", 1981), después de recibir de Dios tres pesadas láminas de piedra, anuncia al pueblo elegido: “¡Escúchenme, oh, escúchenme! El Señor, el Señor Jehova les ha dado estos Quince... —en eso se le cae una lámina y se vuelve añicos— ¡Uy!... que diga, ¡Diez!, Diez Mandamientos para que todos los obedezcan”.  
En fin, a pesar de que llevo muchos años leyendo sobre el desarrollo moral y la educación moral, temas que en principio son bastante serios, simpatizo más con la leyenda del Coyote y su impaciente despelote de estrellas, que con la regañona actitud de Moisés. Pero no comparto del todo el pesimismo de la leyenda nativo-norteamericana. En otras palabras, creo que en el fondo la idea misma de que las ciencias humanas y la educación se aboquen al estudio de la moralidad, deja ver que el Decálogo no basta para que la humanidad viva en paz y armoniosamente; pero también implica que, sin necesidad de plantearse lo imposible —como un reordenamiento de las estrellas— es posible ir clarificando, aunque sea muy lenta y trabajosamente, cuáles son las leyes que deberíamos seguir.  De allí el título de este blog,  hermano menor de la revista Postconvencionales, mediante el cual quiero compartir lecturas, reflexiones y traducciones, con otros educadores o investigadores interesados en dilucidar cuáles son las teorías y las técnicas de la educación moral más apropiadas para las sociedades democráticas de nuestro tiempo.  


[i]  Citado en Wikipedia (2013). Trickster. http://en.wikipedia.org/wiki/Trickster
[ii] Hyde, Lewis (1998). Trickster Makes This World: Mischief, Myth, and Art. New York: Farrar, Straus and Giroux.           
[iii] Archaelogy Plus ©(2008). The Coyote in Rock Art. http://www.angelfire.com/trek/archaeology/coyote.html

2 comentarios:

  1. Qué interesante el post. Hace un tiempo estoy participando de un proyecto de artes escénicas donde se trabaja el tema del humor y esta información cae a pelo para compartirla. Muchas gracias. Susana

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    1. Gracias Susana por tu amable comentario. Te prometo escribir pronto algo más sobre el tema.
      Levy F.

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