viernes, 29 de noviembre de 2013

De la birra como eje transversal de la pedagogía comunal

Como cualquier buen tesista sabe, a medida que va uno insistiendo en el estudio de cierto tema durante años, esa materia o indagación deja de ser un asunto relativamente frío o distante para irse convirtiendo en parte de uno, como si fuese una especie de tejido o de órgano indispensable para el bienestar personal, y cuya salud puede sufrir altibajos. En mi caso particular, después de décadas leyendo sobre educación moral y desarrollo moral, desde hace unos días tengo lo que podríamos llamar un agudo “cólico profesional”, que me empezó al leer sobre un dirigente comunal, desbordante él de entusiasmo, que últimamente ha venido desarrollando muy curiosos métodos educativos o reeducativos:

“Reuní a casi 10 chamos que estaban destruidos por la droga e inmersos en la delincuencia. Compré carne para parrilla y una caja de cerveza. Aquí mismo, en la casa comunal, les dí una charla. Les hablé del árbol de los tres caminos: el hombre nuevo que nace del socialismo, el cementerio y la cárcel. La idea es que vieran las tres opciones”[i].  

 ¿Cómo es posible ―he tenido que preguntarme― que haya perdido yo tantos años leyendo a Piaget,  Kohlberg, Gibbs, Colby y Narváez, entre otros autores, cuando las verdaderas claves de la pedagogía moral residen en la guasacaca y en una gavera de cerveza?  ¿Cómo he podido ser tan ciego? ¿O será que los ciegos son los demás? ¿Será que esos “métodos” son más bien indicadores del increíble primitivismo “pedagógico” y social en que hemos caído?  


Claro, de seguro no faltará quien piense que mi problema es producto de la vulgar y silvestre envidia, o que por andar leyendo puros autores extranjeros no soy capaz de reconocer la sublime creatividad pedagógica que bulle en cualquiera de nuestros callejones o botiquines... Pero en mi defensa puedo decir que hace años tuve el privilegio de documentar la excepcional experiencia del barrio caraqueño  “Los Erasos”, en materia de control y prevención de la delincuencia[ii]. También estoy al tanto del libro publicado por Amnistía Internacional sobre la experiencia de Catuche[iii], en donde el coraje y la organización de las madres de la comunidad, apoyadas por el padre José Virtuoso, por Doris Barreto, Coordinadora Comunitaria de Fe y Alegría, y por otros profesionales de la misma organización, han logrado contrarrestar una espiral de violencia en la que los varones jóvenes eran al mismo tiempo los victimarios y las principales víctimas. Igualmente admiro las experiencias que han tenido lugar en Chacao, en materia de Contratos Sociales o Acuerdos de Convivencia[iv].  

De modo que no se trata de condenar o de santificar, en bloque o por razones ideológicas, el rol de las comunidades en cuanto a la seguridad o la educación ciudadana; sino de discriminar entre el grano y la paja de las experiencias comunitarias en esas materias. Se trata de reconocer que la educación y la reeducación son problemas algo más complejos que el establecimiento de tarantines de empanadas o de gallineros verticales. Se trata de reconocer que el mero voluntarismo no basta para resolver esa clase de problemas. Se trata de reconocer que las teorías, los métodos y los principios éticos propios de las ciencias humanas, si bien no son una panacea, son ingredientes indispensables para el logro de soluciones genuinas o duraderas. Se trata de reconocer que los profesionales de las ciencias humanas requieren ciertas condiciones mínimas, incluyendo el debido respeto, para cumplir con su rol, que sin duda no consiste en ponerse franelas de colores y repartir cerveza para hacer propaganda barata.

Se trata de evitar, como se pretende hacer con la reciente propuesta de Reforma de la LOPNNA[v], que el Estado se desentienda alegremente de sus responsabilidades, empleando como coartada un falso empoderamiento de las comunidades. Un empoderamiento en el que se asignan cada vez más tareas u obligaciones a los Consejos Comunales, incluyendo en este caso la vigilancia de los jóvenes que incurran en delitos, pero sin garantizar o especificar siquiera con qué recursos humanos, financieros e institucionales se va a hacer posible el cumplimiento de esas tareas. En fin, ¿qué se podrá esperar de semejantes “empoderamientos” si prospera la mencionada reforma legal? Cualquier cosa, naturalmente. Incluyendo el descubrimiento de los beneficios de las birras como terapia antiadictiva, o qué sé yo, tal vez la adopción de las canciones de Juan Gabriel como nuevo eje transversal del Currículo Nacional.  



[i] Citado por López Edgar e Itriago Dalila (2013, 18 de noviembre). Vigilar a adolescentes infractores: nueva tarea de los consejos comunales, (Reforma de la LOPNNA causa controversia). El Nacional, Ciudadanos, p. 2.
[ii] Farías, Levy (1994). El papel de las organizaciones vecinales en el control y prevención de la delincuencia: un testimonio desde “Los Erasos”. Politeia, No. 17, pp. 283-324.
[iii] Zubillaga, V., Llorens, M., Souto, J., Núñez, G. y Larrazábal, V. (2013). Acuerdos Comunitarios de Convivencia ante la Violencia Armada, (Pistas para la Acción). Caracas: Amnistía Internacional.
[iv] Véase, p.ej., Municipio Autónomo Chacao del Estado Miranda (2009, 8 de noviembre). Contrato social - Reglamento interno de la comunidad de La Cruz.  Caracas.
[v] Perdomo, Gloria (2013, 27 de noviembre). La reeducación social de los adolescentes que han incurrido en delitos no debe ser una responsabilidad de Consejos Comunales. Sic Semanal. Disponible en http://sicsemanal.wordpress.com/2013/11/27/la-reeducacion-social-de-los-adolescentes-que-han-incurrido-en-delitos-no-debe-ser-una-responsabilidad-de-consejos-comunales/

1 comentario:

  1. Estimado Levy, en las jornadas de la LOPNNA UCAB, realizadas el 20 Nov. (día del aniversario de la Convención Sobre Derechos del Niño), concebimos en el programa un panel para discutir la reforma de la ley en curso y justamente, la representante del Consejo Comunal que participó en el panel, dijo una frase muy elocuente en relación a lo que discutes en el blog. Recuerdo algo como:
    "Nosotros [Consejo Comunal] somos ¡echados pa'lante! y lo podemos hacer, pero esto [vigilar las medidas no privativas de libertad con las que se sancionen adolescentes] es como mucho"...
    Me pareció un reconocimiento muy importante en medio el "voluntarismo"... saludos... Carla Serrano

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